Pero en mayo de 1970, Montoneros, grupo guerrillero creado poco antes, secuestró y asesinó al ex presidente Aramburu, uno de los cabecillas de la Revolución Libertadora y figura emblemática de las políticas de proscripción del peronismo El hecho puso en evidencia la ineficacia de la represión. Para peor, amplios sectores justificaron la acción porque la violencia militar había sido “anterior y antipopular” tal como probaba el propio historial de Aramburu. Aunque, paradójicamente, en el momento de su secuestro el militar promovía un intento entre sectores civiles y militares de iniciar una apertura política que de este modo se frustró.
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