En cada expediente usted encontrará una docena o más de cartas, pero esas cartas, las cuales ocupan una parte de la caja, están lejos de representar la totalidad del tema sobre el cual usted se empieza a preguntar cómo logrará hacerle justicia, porque aún hay más cajas –no sólo docenas, sino cientos, miles, hasta el infinito aparentemente. Eso es lo que se siente al trabajar en los Archivos Nacionales en París. Uno se podría pasar la vida recorriendo estas cajas y nunca terminar. Pero de algún modo, a partir de estas cajas sin fin, uno está obligado a escribir historia. ¿Cómo? El proceso, a mi parecer, es misterioso, pero al menos esto sí es seguro: es un proceso arbitrario