El concepto de You’re Under Arrest nació de los problemas que en todas partes tenían los negros con los policías. A mí, la policía no cesa de joderme cuando circulo en coche por California. No les gusta que conduzca un Ferrari amarillo de 60.000 dólares, que es lo que hacía en la época de aquella grabación. Además, les revienta que yo, un negro, viva en una casa frente a la playa de Malibú. De ahí vino la idea de You’re Under Arrest, de que te encierren por ser parte de un incidente callejero, de que estés políticamente prisionero. De vivir sometido a la amenaza del horror de un holocausto nuclear, y además encarcelado espiritualmente. La amenaza nuclear es lo que realmente putea nuestra vida cotidiana, ella y la contaminación que uno encuentra por todas partes. Lagos contaminados, ríos, océanos; tierra contaminada, árboles, peces, todo.
Lo que quiero decir es que, simplemente, lo están jodiendo todo por ser tan jodidamente codiciosos. Me refiero a los blancos que hacen eso, y que lo hacen por todo el globo. Joden la capa de ozono, amenazan con bombardear a toda la humanidad, pretenden constantemente quedarse con lo que no es suyo y envían ejércitos contra quienes se resisten a ceder. Lo que hacen es vergonzoso, peligroso, despreciable; lo que hacen y han venido haciendo a lo largo de muchos años, porque nos afecta a todos. Por ello, en «Then There Were None» hice que el sintetizador creara un sonido como el aullido de un viento ardiente, que se supone es una explosión nuclear. Luego oyes mi trompeta solitaria, que evoca el llanto lastimero de un niño, o los quejidos melancólicos de una persona que ha sobrevivido al estallido de la bomba. Por eso están allí aquellas campanas, tañendo con aquel sonido, como si tocaran a muertos. Y allí situé la cuenta atrás: «Cinco, cuatro, tres, dos…». Luego, al final del disco, oyes mi voz, que dice: «Ron, yo quería que apretaras el otro botón».