Usted es un espíritu azul (l'art c'est l'azur… ), su rubia Laura, un espíritu «color de rosa»; mi criado negro, a pesar de su color, un espíritu «blanco» (por su primitiva candidez), y yo, un espíritu «gris», acaso triste, que busca a Dios por el camino real de la caridad… Sí, amigo mío, todos somos espíritus y tenemos todos algo de divino. Procuren usted y Laura hacerse dignos de esta divinidad que el Inefable les ha otorgado, y realicen durante su peregrinación por la existencia ¡a mayor suma de amor, de belleza, de bien…