Lockhart Flawse, hijo ilegítimo cuya madre murió al darle a luz sin confesar jamás quién era el padre –y que tal vez sea el producto de un incestuoso encuentro a oscuras entre padre e hija-, vive con su abuelo –y quizá padre-, vejete intensamente verde y torturado por impulso sexuales incontenibles. Lockhart no existe legalmente, pues no está inscrito en ninguna parte, y su abuelo, ni siquiera le llama por su nombre, sino que le denomina “el bastardo”.
El niño crece inocente de cuerpo y alma en las montañas de Escocia, amparado por un extraño mayordomo, pastor y único sirviente de la mansión, un personaje de la misma raza que el protagonista de El temible Blott.
Pasan los años, y el abuelo decide hacer un crucero con un doble objetivo: conseguir una mujer (la última dama de llaves y compañera de cama le ha abandonado) y, si es posible, deshacerse del bastardo.
El viaje resultará un éxito, pues el abuelo conseguirá casar a Lockhart con la bella Jessica Sandicott y él mismo (a los noventa años bien cumplidos) se casará con la ambiciosa y despiadada madre de la joven.
Y a partir de estas bodas, emergerá la verdadera naturaleza de Lockhart, que a la manera de sus remotos antecesores, sin sentido alguno de la moral y absolutamente falto de escrúpulos, emprenderá una cruenta y desternillante batalla contra todo y contra todos –incluidos los inspectores de Hacienda— los que quieren despojarle de lo que él cree que legítima –o ilegítimamente— le pertenece.