Podemos afirmar, por tanto, que el trato cercano y cariñoso hacia los recién nacidos es decisivo para que el niño goce de una estabilidad saludable y se pueda defender en la vida ante situaciones difíciles. En caso contrario, será propenso a depresiones y a otras muchas enfermedades. Se comprueba de este modo que, ya desde muy pequeños, dependemos en gran medida de las relaciones sociales