Él era mi norte, mi sur, mi este y mi oeste,
mi semana de trabajo y mi descanso dominical,
mi mediodía, mi medianoche, mi conversación y mi canción;
yo creía que el amor duraba para siempre: me equivocaba.
mi mediodía, mi medianoche, mi conversación y mi canción;
Las estrellas ya no hacen falta; apagadlas todas.
Guardad la luna y desmontad el sol,
vaciad el océano y barred los bosques;
porque ya nada puede servir para nada.