No. ¿De acuerdo? ¿Estás feliz? Nunca me han besado. Pero por favor… guárdate eso para ti.
Estoy cargado con ganas de besarla en este momento, pero lo retengo.
—¿Quieres que te besen?
—Por supuesto. Simplemente es que aún no me ha sucedido.
—¿Por qué no? —Bajo la mirada hacia su mano, ese maldito diamante parpadeando hacia mí—. ¿Porque te prometiste a tu padre?
—No es eso. —Niega con la cabeza—. No lo entenderías.
—Por favor, explícame. Me encantaría entender.
—Mira, nadie ha estado lo suficientemente interesado en mí como para siquiera querer besarme. Y en realidad, tampoco nadie me ha interesado así.
—¿Y si te dijera que estoy interesado?
Enserio amo