Apoyado en las reflexiones de lectores como Daniel Pennac, Gabriel Zaid y muchos otros, el autor desmiente las falacias sobre la utilidad obligatoria de los libros y recupera la lectura como un acto de placer y ocio. Sin tibiezas y con humor, ¿Qué leen los que no leen? da una merecida estocada a los dogmas sobre la obligación de leer, revela las fallas estructurales de los programas de fomento a la lectura y desenmascara la hipocresía de una cultura que predica la “cualidad humanizadora” de consumir libros, pero que trata como inferiores morales a quienes no lo hacen.
Este volumen demuestra que la práctica de la lectura impuesta como obligación conduce al alejamiento de los lectores potenciales y al empobrecimiento cultural de una sociedad.