, he caído en la trampa. «Por supuesto» es una de esas expresiones que hace que la nariz de la doctora Sarah tiemble como la de un tiburón olfateando sangre. Esa y «tengo que».
—Audrey, ¿acaso sabes lo que piensa Linus?
—No —respondo de mala gana.
—No pareces muy segura. ¿Puedes leerle el pensamiento a la gente, Audrey?