En un país donde mandan los cerdos, todos los cerdos suben rápido... y los demás vamos jodidos, si no somos capaces de coordinar nuestras acciones: no necesariamente para Ganar, sino más que nada para no Perder del todo. Nos lo debemos a nosotros mismos, y a esa tullida imagen que tenemos de nosotros como algo mejor que una nación de ovejas aterradas... pero, sobre todo, se lo debemos a nuestros hijos, que tendrán que vivir con nuestra derrota y todas sus consecuencias a largo plazo.