A mediados de los años setenta, Lourdes Ibáñez de Gauna dejó atrás una vida acomodada en el centro de Madrid y junto a su marido —un alto ejecutivo de una gran multinacional— y su hijo de 7 años se trasladó a uno de los barrios más desfavorecidos de la capital: Villaverde Alto. Movida por la urgencia de ayudar a quienes más lo necesitan, fundó allí la Asociación Semilla para la Integración Social del Joven, una de las primeras ONG de España, acogió en su casa a chicos de la calle y apoyó a las familias cuyos hijos habían caído en la droga y a personas presas. Lourdes y la asociación han sido pioneras en acción social en España, brindando educación, formación para el empleo y oportunidades laborales para personas en riesgo de exclusión social.
Esta obra recoge el testimonio de muchas de aquellas personas, de sus amigos y compañeros, además de algunas cartas que algunos de estos jóvenes le enviaron desde la prisión. Junto con su marido y apoyo incondicional, Javier de Iceta, Lourdes ha trabajado sin descanso hasta hacer de Semilla un asidero para toda una comunidad desprotegida y amenazada por la pobreza, la droga y la delincuencia.
“La recuerdo muy bien […] Cuando se sentó, y le miré a la cara, vi la humanidad e inteligencia que irradiaban sus ojos”, Manuela Carmena.