Las bibliotecas definen a sus dueños y a los libros. Como en los estratos geológicos de un yacimiento, permiten ir desenterrando los restos de todos nuestros particulares naufragios. Pero, sobre todo, los libros poseen una sorprendente capacidad colonizadora y como un ejército victorioso ganan los altillos, los aparadores o las cestas de mimbre donde duermen los gatos. Podremos deshacernos de muchos, pero hay libros indispensables que nos obligan a poseerlos, a conservarlos para hojearlos de vez en cuando, tocarlos, apretarlos bajo el brazo, o de los que es imposible desprenderse porque contienen fragmentos del mapa del tesoro.