«Cartucho. Relatos de la lucha en el norte de México» de Nellie Campobello fue en su origen un libro despreciado, tanto por la bandera política que alzaba como por el hecho de que fuera escrito por una mujer, publicado por primera vez en 1931, incluía entonces treinta y tres textos que podemos clasificar de viñetas, crónicas, relatos de guerra, recuerdos de infancia, todos ellos al servicio de la construcción de una épica bárbara y cotidiana, una épica villista. Reeditado en 1940 (las modificaciones de esta segunda edición son analizadas por Jorge Aguilar Mora [2000] en su excelente prólogo a la nueva reedición de la obra), Cartucho comienza a hacerse un lugar al costado de los grandes textos de la narrativa de la revolución, pese a que representa, sin duda, una verdadera quimera literaria. Su imperdonable «embanderamiento» villista sumado a la desdeñosa consideración de que se trataba de instantáneas en que el recuerdo se entretenía en los acontecimientos familiares o cotidianos de una gran lucha opacó en un principio su excepcionalidad y la audaz elaboración de su escritura. Sucesión de historias breves, viñetas sobre las luchas del México revolucionario de 1916 a 1920, «Cartucho» construye una crónica familiar, un relato autobiográfico desplazado, cuyas historias circunvuelan Parral, el pueblo de la autora.