punto, en cada set, entré en la cancha pensando que ganaría el Roland Garros —declara años más tarde a Sport Magazine—. Hasta que no perdí un set, y cuando ya estaba en un serio apuro, no me di cuenta de lo difícil que iba a ser. Y de que había ejercido demasiada presión yo solo. Subestimé completamente a Horna. Sabía que era un buen jugador, pero creí que podía ganar en París, y esa idea me desquició. Más tarde me di cuenta de que pensar eso, en medio de un torneo, no tenía sentido, y que nunca más iba a hacer algo así. Dejé París furioso conmigo mismo.