Luego de la devastadora inundación de 2013 en La Plata, personajes espectrales y siniestros vuelven a corporizarse en los pasillos, las aulas y los intersticios del edificio Servente, sede del Conservatorio de Música Gilardo Gilardi. Allí desfilan seres etéreos y de carne y hueso, evocados o ficcionales, capturados en los corredores, jardines o cristales, sombras antiguas flotantes en el presente, reflexiones, intrigas y recuperaciones.
En estos relatos el edificio Servente se convierte en una intersección temporal de las entidades removidas por las aguas. Las voces de los actuales huéspedes, maestros y alumnos se confunden con los ecos anteriores de niñas, niños, empleados y monjas. Ellos habitaron el que fue en otro tiempo, pero el mismo ámbito físico, orfanato o reformatorio.
De la visión líquida todo parece reconfigurarse, y el ayer especialmente reclama su palabra, quizás para solazar el pesar y encontrar una reconciliación, para contrastar mandatos y cánones, para equilibrar el conflicto natural, para resistir su expulsión y finalmente para convivir en un espacio nuevamente sosegado y pulcro.