Cuando no somos capaces de sentir amor nuestra alma y nuestro cuerpo enferman. Y es entonces cuando aparece el dolor emocional en sus múltiples expresiones, como una misma partitura interpretada por múltiples músicos con infinitos instrumentos.
El dolor en el alma se manifiesta en el cuerpo, y quisiéramos extirparlo como se extirparía un brazo. Eso es lo que le sucede al joven faraón de esta historia, que a través de una dura y dolorosa experiencia aprende el valor del amor a la vida.