“Lo que desconcierta en Ana María es esa mezcla que pocas veces se da en un escritor, y que yo definiría como la máxima potencia de la palabra con el empleo más estrictamente ceñido de ella; y, al mismo tiempo, la más honda penetración en la soledad humana con eso que no hay más remedio que calificar de maestría; maestría de un oficio sin el cual no hay escritor de cuentos o de novelas. Y es que Ana María sabe narrar. (…) Síntesis: seguridad para dar con dos trazos un rasgo de carácter o de atmosfera. Sentido de la sorpresa y de la justa tensión. Ternura que brota tangencialmente. Personajes de todos los días en situaciones de todos los días, y revelaciones de los misterios que hay en las cosas más (aparentemente) vulgares.”
Del Prólogo de Miguel Arteche