La religión parece estar ahí y tener una vida propia. Pero en realidad proviene de lo más profundo de nuestra propia imaginación. Es una producción enteramente humana.
Podemos detenernos y dejarlo así, o podemos aceptar casi toda esta descripción y también la idea de la segunda puerta. Sin cambiar un detalle del lado humano de la experiencia religiosa, es posible creer que también viene de dios. No podíamos oír la voz que oía Moisés porque era un ejemplo de la mente de dios comunicándose directamente con la mente de Moisés. Fue un verdadero encuentro con otra realidad, invisible e inaudible para nosotros. No podemos comprender plenamente el suceso, pero sí vemos sus resultados.