Muchos de los estudios sociológicos sobre el cambio cultural contemporáneo en América Latina han pasado por alto el papel de la Iglesia católica y sus obispos, tanto como promotores y facilitadores de la modernidad, como por ser, en ocasiones, sus principales detractores y obstaculizadores. El presente libro ofrece una síntesis crítica de la postura de los obispos latinoamericanos frente a la modernidad en el periodo de 1968–2007.