La bella Melinda, vivía con su tío, Sir Héctor Stanyon, huérfana y demasiado hermosa y encantadora, para que su tío no se aprovechara de la oportunidad para echarla de casa y casarla por interés… además de que su prima Charlotte sentía una envidia terrible por su belleza, que era lo suficiente para atraer al joven con que ella quería casarse. Melinda no era feliz en la familia que la había acogido, después de perder a sus padres y sentía un odio fulminante por tener de vivir allí. Melinda, no tuvo más remedio que huir de la insensibilidad familiar y al terror del Londres victoriano, y luego más, de las garras de una mujer aparentemente amable, que la acogió ofreciéndole alojamiento, pero solo quería aprovecharse de ella. Ella estaba viviendo una pesadilla, encerrada, de ventanas con barrotes… pero quiso el destino que recibiera una oferta de quinientas guineas, para llevar adelante un falso matrimonio, fingiendo-se ser la esposa del famoso Marqués de Chard. Melinda miró hacia el caballero que pronto sería su esposo, y por un momento, pensó que era el hombre más apuesto que había visto en su vida, pero al observar su expresión, se dijo que era un hombre cínico y de vida vacía. Le dijo: Es usted preciosa― comentó―, pero tan mercenaria como las demás. Nos llevaremos muy bien.
Ella se preguntó que querría decir él con aquellas palabras. De pronto, sintió de nuevo el impulso de huir. Pero esta vez no había escapatoria posible… estaba de nuevo atrapada, pero por otros motivos… ¿Será que este falso casamiento, le traería la felicidad que tanto había esperado toda una vida?