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Elizabeth von Arnim

Expiación

  • Rosa Ma. Quesadahas quoted2 months ago
    Ahora sabía que era mucho peor cuando un anfitrión era hostil que cuando lo era una anfitriona. Él pagaba. Era su comida, su casa, su todo.
  • Rosa Ma. Quesadahas quoted2 months ago
    Entonces, con la mente aún un poco embotada, se dio cuenta de que son las mujeres de una familia las que marcan la temperatura y de que en esa casa no debía temer ninguna caída repentina.
  • Rosa Ma. Quesadahas quoted2 months ago
    cómo, al alejarse de las mujeres, las dificultades desaparecían y era bastante fácil discutir y arreglar las cosas con calma.
  • Rosa Ma. Quesadahas quoted2 months ago
    «¿Por qué no podemos vivir siempre así, solos, yo y tú?»; pero él, para evitar una respuesta directa, se limitó a corregirle la gramática y a recordarle que no se decía «yo y tú», sino «tú y yo», cosa que ella aceptó con mansedumbre, sometiéndose en todo a su marido según las enseñanzas de san Pablo.
  • Rosa Ma. Quesadahas quoted2 months ago
    su persona comenzaba, se dio cuenta Fred poco a poco, desde el pecho hacia abajo y, por encima del pecho, aunque parecía tener cabeza, por lo visto lo que había en realidad era solo una extraña cajita con un revoltijo de cachivaches endebles y desconectados—
  • Rosa Ma. Quesadahas quoted2 months ago
    las mujeres mayores— eran con frecuencia, se temía, ralentizadoras de la civilización.
  • Natalia Ligahas quoted5 months ago
    La virtud no debería ser tan violenta. No debería increpar. No debería obligarlo a
  • Natalia Ligahas quoted5 months ago
    esos instintos disfrazados de nombres tiernos y alegres mientras, implacables, se empeñan en ser nada menos que Dios Todopoderoso para el objeto de su amor, es decir: ellos se convierten en dispensadores de felicidad, demandantes de dependencia, succionadores de libertad
  • Natalia Ligahas quoted5 months ago
    Pero eso era lo que les pasaba a las mujeres, a toda esa inmensa categoría de tontas que se dejaban absorber por una persona en particular, traicionadas por sus instintos maternales
  • Natalia Ligahas quoted5 months ago
    Es normal, pensaba Milly, porque el pecado también se asienta y al final se vuelve indistinguible de la virtud. Todo se asienta.
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