La cultura pop y la psicología popular nos dicen que, para ser felices, debemos ser el centro del universo. Las iglesias se encargaron de transmitir la idea errónea de que Dios existe para satisfacer todos nuestros deseos egoístas. En este libro, Max Lucado nos recuerda que no se trata de nosotros; se trata de Dios. Si deseamos una vida verdaderamente feliz y libre de problemas, necesitamos este cambio de enfoque.