Botchan

Ser profesor era más duro de lo que yo pensaba.

Pensándolo bien, si vivir del robo es la única manera de poder comer tres veces al día, hay que preguntarse si merece la pena vivir.

De nuevo otro bonito discurso, pero vacío, confuso y afectado.

El hecho de que ese hombre independiente te encuentre digno de respeto y aprecio es más valioso que un millón de yenes

La gratitud que sientes en el corazón cuando aceptas una invitación, gratitud fácilmente evitable si pagas tú mismo tu parte, es una forma de devolver esa invitación con algo que va más allá del dinero, o de lo que el dinero puede comprar.

Pero qué extraño es el mundo: alguien que te cae muy mal te trata con amabilidad, mientras que uno que parece ser tu amigo acaba jugándotela.

Porque era de cobardes hablar a espaldas de la gente sin atreverse a decir claramente sus nombres.

Si la gente se ríe de ti por ser inocente y sincero, entonces es que este mundo no tiene solución.

Lo que había pasado no había sido culpa mía, eso lo tenía claro.

Si los profesores de instituto tenían que aguantar cosas parecidas, no me extrañaba que se hartaran y lo dejaran. Me parecía un trabajo que exigía una tremenda paciencia.