La Mujer Rota

Llamaba serenidad a esta indiferencia; repentinamente, la entendí de otra manera: es una carencia, la pérdida de un sentido; eso me vuelve ciega a las necesidades, a los dolores, a las alegrías de quienes la poseen

mujer rota es la víctima estupefacta de la vida que ella misma eligió: una dependencia conyugal que la deja despojada de todo y de su ser mismo cuando el amor le es rehusado.

Pero, en un sentido, ver cosas es ocioso. Es necesario que un proyecto o una pregunta nos ligue a ellas.

El restaurante donde nos detuvimos, en el bosque, nos desagradó: quizá porque lo comparábamos con recuerdos.

Lo desolador, cuando uno envejece, no está en las cosas sino en uno mismo.

—Eso es. Ver cambiar el mundo es a la vez milagroso y desolador.

Es tan cansador detestar a alguien que se ama.

Comprendo que en ese momento me hayas tenido rabia. Pero no olvides lo que somos el uno para el otro, no vas a guardarme indefinidamente rencor.

—Un niño no es algo que se compruebe con una experiencia de laboratorio. Se vuelve lo que lo hacen sus padres. Tú lo jugaste a perdedor, eso no lo ayudó.

Atroz contradicción de la cólera nacida del amor y que mata el amor