Los indios cultivan campos enteros de fresas; sus frutos son comúnmente del porte de una nuez y a veces como un huevo de gallina. Su color es rojo blanquecino”, apunta en su libro.
Hoy pocos saben que la actual fresa que se consume mayormente en el mundo, la Fragaria annanasa, es mitad originaria de este rincón del planeta. Así es: nació del cruce experimental de la Fragaria virginiana del este de Norteamérica y la Fragaria chiloensis, la misma que sorprendió al francés en su paso por Wallmapu.
En 1614 el jesuita español Alonso de Ovalle conoció esta fruta blanca (llaweñ) y roja (kelleñ), perfumada y dulce, que los mapuche cultivaban en jardines y campos y que por su gran tamaño superaba a la fresa de Virginia y también a la europea, esta última no más grande que una frambuesa.