El autor destaca que los mapas antiguos son una fuente de gran riqueza para la realización de diversos estudios que abarcan desde la evolución de la cartografía hasta la historia tecnológica o la geografía histórica. Asegura que son muchos los trabajos que demuestran la variedad de estos documentos que en algunos casos tienen incluso un gran valor estético. Dentro de este grupo se encuentra la cartografía novohispana y, en concreto, aquella que entronca con la tradición indígena mesoamericana, materia de interés para muchos investigadores desde hace décadas.
Los mapas relativos al territorio novohispano se localizan en diversos repositorios tanto nacionales como extranjeros. En el Archivo General de la Nación (AGN) se encuentran actualmente más de 400 mapas y planos del Estado de México, algunos de los cuales han sido clasificados de pictográficos, mientras que otros contienen elementos pictóricos. Con esta denominación se pretende destacar un conjunto de documentos englobados en lo que se conoce como cartografía de tradición hispanoindígena, debido al contacto entre ambas culturas. Debido a la gran diversidad de estos documentos, se hace necesario un mejor conocimiento del contexto en el que fueron creados.