Juan Miguel González nos pregunta en el dintel de esta antología poética: «Eliminada la belleza, la reflexión moral, la metafísica del poema, ¿qué queda de poesía en los libros de este género?» El instante no atendido viene a sumar al ciclo metafísico comenzado en los anteriores poemarios de Gónzalez: Visión de la piedad y La lluvia prometida. Tanto su temática como el tono constatan la necesidad fervorosa de celebración y de alabanza que el poeta español se impuso como vocación tras una profunda experiencia espiritual; una experiencia hierofánica que lo condujo a mirar aquello que en palabras de Antonio Machado solo es un don otorgado al poeta: «Mirar lo que está lejos dentro del alma … "
En estas páginas se guardan –como en un relicario— el misterio, el sacrum, la belleza, lo inefable, la memoria de la infancia y la vivencia mística. La poética de Juan Miguel González nos detiene, nos exige una hiperestésica atención. Libres de vanguardismos y de posmodernidades, nos pide aguardar la revelación, ese instante que se nos manifiesta como un segmento de tiempo detenido en el que entre vislumbres asistimos al asombro; ese paraíso a veces olvidado en el exilio de nuestra inocencia.