En su diario, Ana Frank dio una cara a los ocho escondidos en la Casa de atrás y a sus cinco protectores: entre julio de 1942 y agosto de 1944, vivió dos intensos años con ellos. Su mirada juvenil y las circunstancias de la guerra determinaron en gran medida su manera de retratarlos. Ana asignó en su diario un seudónimo a cada uno de ellos, excepto a sus padres y hermana.Pero ¿quiénes eran en realidad estas personas? ¿De dónde venían? ¿Cómo era su vida cotidiana durante la ocupación? ¿Qué comían los escondidos, a qué se dedicaban todo el día? Y ¿cómo hicieron los protectores para, aparte del trabajo de oficina, alimentar a ocho bocas adicionales sin que el entorno lo notara? ¿Mantuvieron el contacto entre sí una vez terminada la guerra?En este libro se pasa revista por primera vez a las vidas de los escondidos y sus protectores, antes, durante y después del paso a la clandestinidad, en forma de trece retratos personales. Además de los mencionados, estuvieron ligados al edificio de Prinsengracht 263 varios mozos de almacén, proveedores y representantes de comercio; los papeles que desempeñaron nunca antes se habían reseñado.