La luna llena brilla sobre las almenas y torres del castillo de Blandings, y alborota los corazones de algunos de los invitados del conde de Emsworth. Entre ellos están el coronel Wedge y su guapa hija Verónica; Tipton Plimsoll, el joven millonario americano y, desde luego, Freddie, el joven hijo del conde que, como siempre, irrita profundamente a su padre. También está Prudence, una sobrina a la que su estirada familia no deja casar con su pretendiente, Bill Lister.
Entre los planes del coronel Wedge, el más inmediatos es conseguir que su hija verónica y el joven millonario americano se enamoren y se casen. Claro que para ello el coronel deberá desplegar todo su ingenio, pues la belleza de su hija contrasta con su más escasa inteligencia. Y así, entre intrigas juveniles y planes paternos, el casillo de Blandings no tarda en convertirse en una verdadera convención de corazones rotos, donde están peleados entre sí. Y es entonces cuando intervendrá Glahad, hermano del conde, un gran aficionado a deshacer entuertos propios y ajenos, y que siempre, siempre, se las ingenia para complicarlo todo hasta extremos que solo P. G. Wodehouse, el rey de la risa, podía imaginar.