Desde los años setenta y las obras de Paul Veyne, Hayde White y Michel de Certeau, los historiadores han discutido dos cuestiones esenciales: por un lado, la tensión entre la forma retórica y narrativa de la historia, compartida con la ficción, y su estatuto de conocimiento comprobado; por el otro, la relación entre el lugar social donde la historia como saber se produce (ahora la universidad, anteriormente la ciudad antigua, el monasterio, las cortes, las academias) y sus temas, técnicas y retórica. Recordando y desplazando estas cuestiones clásicas, este ensayo hace hincapié en tres problemas más recientes: 1) La competencia para la representación del pasado entre historia, literatura y memoria; 2) Las posibilidades y efectos de la comunicación y de la publicación electrónicas sobre la investigación y la escritura históricas; 3) La construcción de la relación entre las experiencias del tiempo y la construcción del relato histórico.