Incluso desde su aproximación más básica, John von Neumann tampoco pudo evitar comparar un computador con un cerebro. Se unió a todos aquellos que ya empezaban a especular con vida e inteligencia mecánicas, como Claude Shannon, Alan Turing y Norbert Wiener, y, en su caso, se sumergió de lleno, no en los procesos más complejos, sino en los más básicos de la biología: la replicación.