El sueño de la Inteligencia Artificial

William Gibson y Bruce Sterling, La máquina diferencial (1990).

Si imaginamos la totalidad del sistema de las matemáticas como una gran máquina dedicada a la demostración de teoremas, debemos decir que tal sistema, gracias al modus, está vivo, y podría probar su propia condición y desarrollar la capacidad de mirarse a sí mismo».

Ada era hija de Anabella Milbanke y Lord Byron.

Como dice Freeman Dyson, en aquella época «los científicos y los poetas pertenecían a una única cultura».

Augusta Ada King, condesa de Lovelace.

máquina analítica. Empezó a trabajar en la idea en 1833 y la describió por primera vez en 1837. Esta máquina, alimentada por vapor, se podía programar a través de tarjetas perforadas, como los telares que atestaban ya las fábricas, y mostraría los resultados mediante un sistema de impresión. Lo que había hecho Babbage, en un alarde de sencilla genialidad, era recopilar los avances que se habían producido hasta entonces —mecanismos de cálcu­lo, telares…— y usarlos para crear un dispositivo mayor y más complejo.

Fue, finalmente, Joseph Marie Jacquard, en 1801, quien reuniría todos los avances anteriores y utilizaría el sistema de tarjetas perforadas para crear telares capaces de tejer diferentes patrones complejos en la tela.

Talos, llevado en su momento a la vida a través de los poderes de un dios, cobró la apariencia del monstruo del doctor Frankenstein, un ser creado a partir de retales de cadáveres y resucitado gracias al conocimiento racional de un científico. Mary Shelley, en 1818, le dio un nuevo barniz narrativo a la novela gótica del romanticismo, fruto del cambio de visión respecto al mundo, de lo sobrenatural a lo racional, que la so‍

Talos, llevado en su momento a la vida a través de los poderes de un dios, cobró la apariencia del monstruo del doctor Frankenstein, un ser creado a partir de retales de cadáveres y resucitado gracias al conocimiento racional de un científico. Mary Shelley, en 1818, le dio un nuevo barniz narrativo a la novela gótica del romanticismo, fruto del cambio de visión respecto al mundo, de lo sobrenatural a lo racional, que la so‍

Más allá, el Smithsonian le atribuye la construcción de una de las piezas que conserva en sus depósitos: un monje mecánico que elaboró para rezar por la recuperación de Felipe II, hijo de Carlos I, tras un accidente. El príncipe, que entonces tenía diecisiete años, se recuperó.