Y así, nada cambia, “la lucha sigue”: aquellos estudiantes, estos estudiantes; aquel Estado, este Estado; aquel México, este México. En ese sentido, Tlatelolco sí es, como se ha dicho más de una vez, una noche interminable: pero no es el país el que no ha cambiado en el último medio siglo, sino los instrumentos para interpretarlo, lo que no ha cambiado es nuestro orden cultural. Y pagamos las consecuencias. El resultado es que no entendemos a los estudiantes normalis