Mira, tuvimos más que la vida

Y dentro de poco no quedará ninguno de los dos

para olvidar al otro.

Sus cabellos susurraban entre sí como si conspiraran.
En los recodos tenebrosos, entre el mar y el acantilado,
dio inicio el conteo, en silencio.
En el trino persistente de su sangre cantaba
un pájaro solo. Las reglas cesaron
en los libros de la naturaleza. Las nubes se desgarraron
como los acuerdos

todas las aves raras y de bello plumaje
huyen de mí

a veces sólo la poesía es capaz de enfrentarse a la realidad condensándola en algo aprehensible, algo que de otro modo no podría ser retenido por la mente.

Éste hablaba la lengua del país que habitaba pero se dirigía a Dios en hebreo

Pero es que el acto de traducir siempre encierra una íntima complicidad con la voz de la que uno ha elegido convertirse temporalmente en portador,

Dios está lleno de piedad1,

si lleno no estuviera Dios todo de piedad

habría piedad en el mundo y no sólo en Él.

Volver a amar es como el dilema
arquitectónico de una ciudad antigua:
Construir de nuevo en los sitios que ya existieron
para que se vean como entonces,
y aún así parezcan de hoy7.

Y dentro de poco no quedará ninguno de los dos
para olvidar al otro.

concluir: sólo recuerdo

que había niebla. Y quien así recuerda,

¿qué recuerda?