A lady Imogen Loveless ya hace mucho que le colgaron la etiqueta de «peculiar», en parte porque sus ideas son tan locas como sus rizos y, sobre todo, por su pasión desmedida por los experimentos y los explosivos. Lo que la sociedad no sabe es que ella es una de las Campanas del Infierno, un grupo de justicieras que actúa a la sombra de la aristocracia londinense.
Thomas Peck no es un hombre cualquiera. Tuvo que luchar muy duro para convertirse en inspector de policía, y está a punto de ser nombrado superintendente, gracias a su habilidad para ver los detalles que otros pasan por alto, como que Imogen no es peculiar, sino la auténtica personificación del caos. Si alguien se lo preguntase, Thomas diría que la dama necesita que la protejan. Incluso de sí misma. Cuando el poderoso hermano de ella descubre sus actividades nocturnas, coincide completamente respecto a eso… y conoce al hombre ideal para cuidar de ella. Y, aunque Thomas prefiere centrarse en su prometedora carrera, hay encargos demasiado explosivos como para dejarlos pasar. Así que el adusto inspector termina inmerso en el mundo de Imogen, absorbido por las osadas sonrisas de ella, los secretos ardientes y una pasión desbordante que amenaza con consumirlos a ambos.