En los 90 años comprendidos entre el Código Penal de 1890 y el de 1980, las relaciones sexuales entre hombres estuvieron penalizadas en Colombia. Raros se orientó hacia la construcción, durante ese periodo y bajo el enfoque de la historia cultural, de las formas como fueron representados los hombres que vivieron una práctica sexual disidente, o desterrada, del orden regular establecido en términos eróticos y sexuales en Medellín. A lo largo de este periodo, la medicina y la moral católica se esforzaron buscando una cura frente a lo que consideraron vicio o pecado; la prensa produjo en sus narrativas las bases para la emergencia de una mirada fóbica y un tratamiento violento y disciplinante; mientras la mirada jurídica, vacilante y poco convencida terminó, atrapada en la presión religiosa, inventando un personaje contraventor, imposible de penalizar. En el contexto de las leyes contra la obscenidad, en defensa del pudor, y de la institucionalización del silencio frente a las pasiones carnales, emergió un conjunto de representaciones jurídicas, médicas, populares y periodísticas sobre unos individuos, observados y nombrados como raros, que realizaban una suerte de prácticas sexuales incomprendidas, ilegibles y reprochables. De este conjunto de representaciones se ocupa esta historia.