En el siglo xvii las cuatro brujas del clan de los Quiñones, una de ellas ya seca, acomodadas en una de las cuevas que horadan el suelo de Vianos, se ven obligadas a abandonar la sierra huyendo de la Inquisición, para instalarse en la no muy lejana Berrinches de la Infanta, donde reniegan del lado oscuro y regresan a la vida mortal al redescubrir los placeres de la carne, desencadenando con ello unos hechos extraordinarios que irán de generación en generación hasta alcanzar a nuestros protagonistas en la actualidad.
Como escenarios de La Mancha queer, la Sierra de Alcaraz y el Campo de Montiel, dos comarcas aledañas de extraordinaria belleza que arropan esta trama de amor y sexo y alegrías y miserias, con la amistad como aglutinante de una historia algo loca, personal e íntima.
La magia de las brujas y el hechizo de don Quijote crean la atmósfera adecuada para introducirse en las peculiaridades de la homosexualidad en la España interior.