Se define el deseo como «la verdadera esencia del hombre». Y «el placer es la transición desde un estado de perfección menor a un estado de mayor perfección». El dolor es lo opuesto. Spinoza prosigue: «El asombro es el pensamiento de una cosa en la cual la mente queda fijada debido a que este pensamiento particular no tiene ninguna conexión con otros». Considérese esto a la luz del célebre dicho de Platón: «La filosofía comienza con el asombro». No es difícil imaginar a Spinoza, embebido en el asombro, contemplando a su Dios, que no tiene relación con ninguna otra cosa porque Él es todas las cosas.