“Y si quisiera preguntarte —insistió, mirando del otro lado de la ventana el parque frente al café donde estaban sentados— qué dijimos y qué hicimos, qué había alrededor, y me dejara acariciar y nos tendiéramos juntos a olvidar, como ignorábamos entonces que había un futuro y un pasado y que algún día recordaríamos ese instante como un algo inolvidable, ¿lograríamos darnos sin que el desgaste de los días, el hastío, el desamor, nos precipite en la añoranza de aquel tiempo irrealizado? ¿Por qué ni siquiera ahora sé cómo éramos?