Siempre reía a carcajadas, con un tono profundo y contagioso que expresaba deleite o el reconocimiento fatalista de lo absurdo del dolor. Su voz era bronca. Sus palabras prorrumpían con vehemencia, rápida y enfáticamente, y eran acentuadas con gestos vertiginosos llenos de gracia, su sonora risa y alguno que otro chillido de emoción. En inglés, el cual hablaba y escribía con soltura, Frida tendía a usar la jerga. Al le