Una mirada al Universo

¿No es así, que en este mundo de contradicciones la juventud es conservadora, imitadora, sin originalidad, por la razón misma de que empieza por aprender, tomar, y que es solo después de la treintena que el yo se ha desarrollado tras desaprenderse de ese viejo bagaje que uno ha aprendido?

Todo lo que divulgaba estaba sacado de libros, de la boca de profesores, de periódicos. Y continué así durante diez, quince años propagando esa sabiduría prestada y ofreciéndola como nueva. A los veinticinco años descubrí que todo lo que había presentado estaba anticuado, se había vuelto anticuado.

Y si los viejos supieran una manera de enseñar a la juventud que lo moderno pasa, más rápido ahora que antes, y que lo moderno pasado es más antiguo que lo antiguo mismo, entonces uno se guardaría de llamarse moderno.

Los vivos van deprisa en esta época, lo cual me consuela porque gracias a eso uno puede actualizarse un día u otro, y llegando entre los últimos, ser nombrado entre los primeros.

Lo moderno es lo que nos hace falta, tal como nos hemos convertido por los azares de la evolución.