Todavía somos sinceros, en verdad sinceros: ¿es tan difícil escribir? Caray, tampoco es un oficio insignificante: hace falta mucha paciencia, hacer y rehacer diligentemente, corregir, aclarar, embellecer y, luego, continuar, todos los días, nulla dies sine linea. De lo contrario, llegan los descalabros; es necesaria una vida sobria, rutinaria e higiene mental, no agotarse demasiado pero tampoco abandonar por mucho tiempo el trabajo.