bookmate game
Oliver Sacks

El Hombre Que Confundió A Su Mujer Con Un Sombrero

  • Argelia Camarillohas quoted6 years ago
    ¿Qué era más trágico o quién estaba más condenado: el que lo sabía o el que no lo sabía?
  • Sofi An Cruzhas quotedlast year
    i un hombre ha perdido una pierna o un ojo, sabe que ha perdido una pierna o un ojo; pero si ha perdido el yo, si se ha perdido a sí mismo, no puede saberlo, porque no está allí ya para saberlo.
  • Katia Alvarezhas quoted4 years ago
    Madeleine no sólo necesitaba recuperar las manos sino descubrirlas (adquirirlas, conseguirlas) por primera vez
  • Luis Angulohas quoted6 years ago
    Hipócrates introdujo así el historial clínico, una descripción o bosquejo de la historia natural de la enfermedad, que expresa con toda precisión el viejo término «patología». Tales historiales son una forma de historia natural… pero nada nos cuentan del individuo y de su historia; nada transmiten de la persona y de la experiencia de la persona, mientras afronta su enfermedad y lucha por sobrevivir a ella.
  • Benjamin Melgarejo Reichelthas quoted5 days ago
    Los autistas, por su carácter, raras veces están abiertos a influencias. Su «destino» es estar aislados, y en consecuencia ser originales. Su «visión», si puede vislumbrarse, procede de dentro y parece aborigen. A mí me parecen, a medida que veo más ejemplos, una especie extraña en nuestro medio, rara, original, dirigida totalmente hacia dentro, distinta a todas las demás.
  • Benjamin Melgarejo Reichelthas quoted5 days ago
    Lo abstracto, lo categórico, no tiene el menor interés para el autista, para el que lo concreto, lo particular, lo singular, lo es todo. No hay la menor duda de que es así, sea por una cuestión de capacidad o de disposición. El autista, que carece del sentido de lo general, o de disposición para apreciarlo, parece estructurar su visión del mundo exclusivamente a base de detalles particulares.
  • Benjamin Melgarejo Reichelthas quoted5 days ago
    Kurt Gödel ha estudiado, de un modo completamente general, cómo los números, sobre todo los primos, pueden servir de «indicadores» de ideas, personas, lugares, de cualquier cosa; y esta indicación gödeliana cimentaría la vía de una «aritmetización» o «numeralización» del mundo (véase E. Nagel y J. R. Newman, 1958). Si sucediese esto, es posible que los Gemelos, y otros como ellos, no vivan simplemente en un mundo de números, sino en un mundo, en el mundo, como números, y que su meditación o juego de números sea una especie de meditación existencial, y si uno logra entender, o dar con la clave (como a veces hace David Park), quizás sea también una comunicación extraña y precisa.
  • Benjamin Melgarejo Reichelthas quoted5 days ago
    Éste es el lado positivo, pero hay también un lado negativo (que no se menciona en sus fichas porque no se ha admitido nunca): privados de su mutua «comunión» numérica y de tiempo y de posibilidad de «contemplación» o «comunión» (se los agobia y apremia continuamente haciéndoles pasar de una tarea a otra), parecen haber perdido su extraña capacidad numérica, y con ello la principal alegría y el principal sentido de sus vidas. Pero esto se considera, sin duda, un precio pequeño, a cambio de haber llegado a ser semiindependientes y «socialmente aceptables».
  • Benjamin Melgarejo Reichelthas quoted5 days ago
    Se habla de los «sabios idiotas» como si tuviesen una habilidad o talento extraño de tipo mecánico, sin ningún entendimiento o inteligencia auténticos. De hecho, esto fue lo que yo pensé en principio de Martin, y seguí pensándolo hasta que utilicé el Magnificat. Sólo entonces se me hizo por fin evidente que Martin podía captar toda la complejidad de una obra como aquélla, y que no era sólo una extraña habilidad, o una notable memoria rutinaria lo que operaba allí, sino una inteligencia musical auténtica y potente.
  • Benjamin Melgarejo Reichelthas quoted5 days ago
    Martin se convirtió en un hombre distinto, pues, cuando volvió a cantar y a la iglesia, se recuperó a sí mismo, se reintegró, volvió a hacerse real. Las pseudopersonas (el niño rencoroso, el retardado estigmatizado) desaparecieron; lo mismo que desapareció también el eidético impersonal, sin emociones, irritante. Reapareció la persona real, un hombre digno y decente, respetado y estimado ahora por los demás residentes.
fb2epub
Drag & drop your files (not more than 5 at once)