«Mi Roma personal, mi caminada Roma, está hecha de películas, adoquines, canciones populares, alcachofas, callos a la romana, miradas, espaguetis, exhibicionistas textiles, 'fettucini', vino y conversaciones amigas en una terraza nocturna. Nunca he necesitado la compañía de ningún poeta clásico para sentirla, para disfrutarla. Tampoco distingo en ese hermoso disparate ciudadano lo sutil de lo vulgar porque son estos dos universos parlantes los que conforman mi Roma.»
Una invitación a recorrer las calles y los retazos de la Roma más auténtica, la que todavía mantiene a raya la marea turística.