Carson Phillips está en lo más bajo de la escala de popularidad en un instituto que está lleno de gente que odia (y le odia) y vive con su madre, una mujer deprimida desde que el cretino de su marido (el padre de Carson) la abandonó. Instituto y casa están en un pueblucho al que se llega si tiras a la derecha en la esquina de la calle Nada con Ningúnsitio. Así las cosas, Carson se marca un objetivo: acabar el infierno instituto y huir a la Northwestern University para convertirse en un periodista prestigioso.
Entonces, sucede el desastre: llega cuando su consejera en el instituto le advierte que o bien hace algo que pueda sorprender de verdad a los de admisiones de la universidad o nunca va a poder acceder, porque no destaca entre los otros muchos estudiantes que quieren entrar en la institución.
Su solución es hacer una revista literaria, tarea nada fácil en un colegio donde lo que más se lee es la caja de cereales por las mañanas. Su segunda solución: hacerles chantaje a los estudiantes para que participen con sus textos. Porque si de algo está seguro Carson es de que todo el mundo tiene secretos que no quieren que salgan a la luz.