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Roberto Calasso

Las bodas de Cadmo y Harmonía

  • David Olivareshas quotedlast year
    Ariadna fue encontrada por Dioniso en Naxos y desde entonces le siguió en sus hazañas, como amante y como soldado: cuando Dioniso atacó a Perseo en la tierra de Argos, Ariadna le seguía, armada, entre las filas de las locas Bacantes, hasta que Perseo agitó en el aire ante ella el rostro homicida de Medusa, y Ariadna fue petrificada. En el campo quedó sólo una piedra. Ninguna mujer, ninguna diosa tuvo tantas muertes como Ariadna. La piedra en la Argólide, la constelación en el cielo, la ahorcada, la muerta de parto, la doncella con el seno traspasado: todo esto es Ariadna.
  • David Olivareshas quoted15 hours ago
    La justificación estética de la existencia no fue inventada por el joven Nietzsche, que se limitó a darle un nombre. Antes había sido el mudo presupuesto de la vida griega gobernada por el Olimpo. La perfección de la apariencia estaba indisolublemente unida a una aceptación de la vida sin rescate, sin salvación, sin espera de una repetición, limitada a la precaria maravilla de su manifestación. Aquiles es hijo de una diosa, y esto le da una fuerza y una gracia ignoradas por los demás, pero su elección recae en una vida breve y espléndida, irrecuperable.
  • David Olivareshas quoted15 hours ago
    Si hoy alguien que carezca de fe se niega a matar, las palabras de Aquiles siguen viviendo en él.
  • David Olivareshas quoted15 hours ago
    el único, no apoyado en nexos sagrados, precario, efímero y, sin embargo, no sustituible, no intercambiable, confiado a una aparición breve, encerrada por la muerte, y precisamente por eso inconmensurable. Lo que existe una sola vez, y por poco tiempo, no puede ser comparado con algún otro bien.
  • David Olivareshas quoted3 days ago
    Aquiles es el único, por consiguiente también el hijo único, «enfant gâté de la naturaleza»: sus seis hermanos anteriores han muerto en las prácticas para inmortalizar de la madre Tetis. No han soportado el fuego. La llama que ha lamido a Aquiles le ha hecho casi inmortal. Y eso quiere decir: más mortal que los mortales. Le correspondió la vida más breve porque sustituía, para Tetis, al hijo que hubiera debido suplantar a Zeus y jamás nació.
  • David Olivareshas quoted3 days ago
    Cualquier idea de progreso es refutada por la existencia de la Ilíada. La perfección del primer paso hace risible cualquier pretensión de ascensión progresiva. Pero, al mismo tiempo, la Ilíada es una acción provocativa con respecto a las formas, las desafía y las abarca en un abanico que todavía debe abrirse. Y eso precisamente gracias a la claridad imperativa con que es excluido, y casi expulsado, de su interior aquello que después, durante siglos, se articularía en la palabra. Ese inicio perfecto evoca con su aparición contrapesos ausentes, Mallarmé.
  • David Olivareshas quoted3 days ago
    Si sólo manda Ananque, la vida se vuelve rígida y sacerdotal. Y a los Olímpicos no les gusta la gravedad mesopotámica, aunque les agraden los sacrificios. Reivindicaron para sí no sólo la vida sin fin, sino una infantil despreocupación. Cuando llegó el tiempo de que los héroes fueran exterminados, habría bastado una peste. Pero una guerra, una larga guerra confusa, era algo mucho más hermoso. Así que los dioses se dedicaron a hacerla nacer y hacerla durar.
  • David Olivareshas quoted3 days ago
    Por qué los Olímpicos prefieren la cinta del engaño a la serpiente de la necesidad, enroscada alrededor del cosmos?
  • David Olivareshas quoted3 days ago
    Para ellos, es como si cada delito se produjera en un estado de enfermedad mental. Pero en este caso esa enfermedad significa presencia operante de un dios. Lo que para nosotros es enfermedad, para ellos es «exaltación divina» (átē). Sabían que esa invasión de lo invisible acarreaba, frecuentemente, la ruina: tanto que, con el tiempo, átē pasó a significar «ruina». Pero sabían también, y Sófocles lo dijo, que «nada grandioso se aproxima a la vida mortal sin la átē».
  • David Olivareshas quoted3 days ago
    Ninguna psicología ha dado desde entonces un paso más, salvo para inventar, para esas fuerzas que nos mueven, nombres más largos, más numerosos, más toscos y menos eficaces, menos afines a la estructura de lo que ocurre, sea placer o terror.
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