Lo que escribimos es, sin duda, espejo de lo que somos. Las palabras aparecen vacías, porque los tiempos en que vivimos devoran la espiritualidad del hombre y enaltecen las apariencias en pro del interés material: todo vale —hasta el error— si es sinónimo de conveniencia. Entonces, las voces brillan de manera artificial, porque ya no se pesan los significados. Es lo mismo un anacoluto que una oración ordenadamente construida; una preposición que otra; un tiempo verbal que otro; un gerundio que un participio; una raya que un guion; un punto y coma que una coma, es decir, es lo mismo el orden que el desorden. Por eso, debemos esforzarnos para usar con decoro el idioma en la oralidad y en la escritura.
Este libro trata de solucionar las dudas que se presentan cuando se usan los distintos tiempos verbales en los distintos modos, cuando se correlacionan esos tiempos; se refiere a cómo se reconocen las perífrasis verbales; analiza la normativa del verbo en español; expone el paradigma de la conjugación regular y estudia los pronombres personales. Respecto del gerundio, se advierte sobre los errores que se cometen al usarlo; se estudian sus distintas clases y su diferencia con el participio.