El fracaso es inevitable. En situaciones así, a menudo aparece el autorreproche. Sin embargo, existen varios modos de combatir esa sensación. “El afecto del autorreproche”, escribió Freud,
puede ser transformado por varios procesos psíquicos en otros afectos, que entonces ingresan a la conciencia con mayor claridad aún que aquel; por ejemplo, en forma de angustia (ante las consecuencias del acto autorreprochado), de hipocondría (miedo a las consecuencias somáticas), de delirio persecutorio (miedo a sus consecuencias sociales), de vergüenza (miedo a que los demás conozcan el acto reprochado), y así sucesivamente 79.