El perdón del padre eleva el amor por el hijo a un acto que confiere un nuevo significado al mundo entero. Porque el perdón permite que la vida cobre nueva vida, se vuelva digna de ser vivida, digna de la posibilidad de volver a arrancar. En la lección cristiana, el perdón es la prueba más alta que aguarda al amor humano porque en teoría es una prerrogativa de Dios y, cuando el hombre se acerca a la posibilidad –siempre imposible, como diría Derrida– del perdón, se acerca, como consecuencia, a Dios